“Corría el cuarto siglo después del nacimiento de Cristo, Roma gobernaba una gran cantidad del continente Europeo y muchos territorios en África y Asia, la religión católica era la oficial de las tierras no bárbaras.
En Gales, un joven de tan sólo 16 años, perteneciente a una familia acomodada, fue hecho prisionero por una horda de invasores para llevarlo como esclavo a una isla al otro lado del mar. La isla era Irlanda y el joven se llamaba Patrick.
Luego de seis años de esclavitud, Patrick tuvo una visión: Dios que le encomendaba la misión de abandonar la isla lo antes posible. Ante tal circunstancia, Patrick buscó incansablemente la forma de liberarse de sus captores, y luego de lograrlo tomó el primer barco de vuelta a su tierra natal.
Pero al tocar tierra, Patrick tuvo una segunda visión: esta vez un ángel descendió del cielo y le encomendó la misión de predicar el cristianismo en Irlanda, una prueba muy difícil para él luego de vivir años en terribles condiciones. Pero el espíritu de Patrick era inquebrantable, por lo que ingresó al sacerdocio, y después de catorce años de estudios regresó a Irlanda.
En las rudas tierras irlandesas predicó la palabra de Dios y encaró a reyes y guerreros paganos, demostrándoles con milagros el inmenso poderío de Dios. Durante treinta años predicó la fe cristiana, hasta el día de su muerte: el 17 de Marzo del 460 d.C.”
Por esto, los irlandeses de todo el mundo nos unimos en una gran celebración el día de Saint Patrick, en donde disfrutamos de bailes, música, risas y, por supuesto, ¡cerveza!